Nacio en una casita de madera y guano y piso de tierra, y letrina en el patio. en Las Ovas, Pinar del Rio. Su madre era una bella mujer de ojos azules, muy trabajadora y extremadamente escrupulosa. Su padre un soldado rural de Fulgencio Batista.
Esta niña era muy precoz y ambiciosa,se miraba constantemente al espejo y se decia “un dia saldre de aqui y me ire a vivir a la Habana, me buscare un marido y saldre adelante”.
Sus primeras escaramuzas con los hombres comenzaron cuando tenia 15 años. Con un hacendado rico llamado Ramon. Este señor la llevaba a pasear en un ford descapotable azul acua del año 1954. Hacian el amor en el al atardecer en el medio del campo. Otras veces la llevaba en una avioneta volando bajo por las vegas de tabaco y jugueteaban exitandose en las alturas.
Juanita se mudo para la Habana con su abuela Chicha. Alli estudio mecanografia y luego se hizo tecnico en laboratorio clínico en la especialidad de Microbiologia. Se caso con un hombre mas joven que ella de nombre Alejandro, de quien se interrumpio un embarazo por no tener casa propia. Despues de muchas zalamerias a sus 35 años conoce a Don Eulogio quien le triplicaba la edad. Hombre que antes de 1959 pertenecia a una familia adinerada de Altahabana. Poseia un mercedes benz de los 60 y un apartamento que se adjudico despues del divorcio con su exmujer que le fue infiel. Doña Juanita era decidida y temperamental y literalmente “cazo” a su victima insinuandose todos los dias en la escalera del edificio donde vivian ambos. Logro su objetivo casandose con el y heredando su apartamento luego de fallecer su esposo. Ya en los 70 conoce a Don Abel, quien era viudo y también fue un señor adinerado, el cual le cumplio todo tipo de caprichos como joyas, cenas en restaurantes de lujo, hoteles y otros placeres que pocos pueden darse en Cuba. Tuvo que vender su casa de Miramar para complacerla y en la actualidad solo les quedan los recuerdos vividos juntos ya que son octogenarios y sin recursos, esperando que les llegue su momento de partir de este mundo y mientras reciben amistades y charlan del absurdo e insostenible momento actual e invitando de vez en cuando a un cafe o a compartir su humilde mesa.
Esta historia termina con un final feliz, Doña Juanita tiene todavía un marido con quien comparte alegrías y tristezas, no tuvo hijos y si muchas aventuras amorosas, es una mujer que se adelanto a su tiempo con modas atrevidas y desafiando las tradiciones rurales. Hoy cuenta con mucho orgullo su pasado desde la sala de su apartamento en Centro Habana.